Spain is different, ¿por desgracia?

Que España es diferente queda patente en muchos aspectos, desgraciadamente no todos ellos positivos. Quede por delante, y antes de seguir escribiendo, que me siento de lo más orgullosa de ser española, y más de ser riojana, aunque por circunstancias de la vida, haya acabado abandonando mi comunidad, pero eso no quita, para que considere que en muchos aspectos la estamos cagando pero bien.

Creo que cada día nos estamos convirtiendo más en lo que en boca de Antonio Machado podríamos llamar "una España de charanga y pandereta..." y me avergüenza imaginarme la opinión que fuera de nuestras fronteras tendrán de nuestro país.

Actualmente nuestro PIB (producto interior bruto) ha caído de tal manera que ocupamos el puesto número 14 a nivel mundial y dada nuestra Renta per Cápita, nos encontramos en el puesto 44 del ranking. Pero si estos datos parecen alarmantes, lo es más saber que ocupamos el lugar número 172 a nivel mundial, en lo que a tasa desempleo se refiere.

Pues bien, números a parte, y obviando la crisis mundial que no acecha, no solo en cifras, en rankings y en puestos estamos siendo superados por el resto de países.

El declive de nuestro país queda patente, cada día de forma más alarmante en situaciones como las que vivimos día a día. Por ejemplo, nuestro sistema sanitario. Hemos pasado de ser un país referente en lo que a sanidad pública se refiere, a convertirnos en literalmente "traficantes de salud". Sufrimos diariamente de cierres de quirófanos, o incluso de plantas enteras, de supresión de pruebas médicas, y de esperas interminables en intervenciones hasta ahora comunes. Reducción de personal, o de horas de consulta. Los recortes que el sistema sanitario ha sufrido en los últimos años es tal que ya ni siquiera nos asombra descubrir que son muchos los hospitales en los que ya no se facilita agua a los pacientes, en los que han dejado de proporcionarse jabón o pañales a mujeres embarazas, o incluso casos en los que es el mismo paciente el que tiene que llevar sus propias sábanas o incluso toallas. Y todo esto, mientras tenemos que soportar titulares como este:

MINISTRA DE SANIDAD

Ana Mato: 'Ningún español ha sufrido recortes en servicios sanitarios'

Pues bien, Sra. Mato, aquí solo hay dos opciones. O usted vive totalmente ajena a la realidad española y a lo que su ministerio se refiere y se atreve a soltar perlitas de este tipo, confiando en que hace ya tiempo que todo lo que sale de la boca de cualquier ministro ha dejado de parecernos, no solo interesante, sino cuanto menos inteligente, o confía demasiado en que los recortes que también ha sufrido nuestro sistema educativo nos hayan convertido en seres tan imbéciles que ni siquiera este tipo de frases estúpidas puedan llegar a ofendernos. Porque desde luego, lo que es obvio es que nadie en su sano juicio puede negar que nuestra sanidad pública no solo ha recibido un severo recorte, sino un hachazo en toda regla. ¿O el hecho de excluir 456 medicamentos de la financiación pública no debe considerarse un recorte? Sra. Mato, desde el mínimo respeto que puede usted provocarme en este momento, le diré que: "a otro perro con ese hueso".

Y continuando con los recortes, y ya que ha salido a colación, hablaremos también del sistema de educación pública, aunque quizás este, para la Sra. Mato tampoco ha sufrido ningún tipo de merma. Quien sabe. Quizás, no considere recortes el hecho de tener que pagar por las matriculaciones en FP, la subida del precio de las escuelas infantiles, la supresión del cheque-libro, el incremento de alumnos por aula para ahorrar en personal docente, el incremento de las tasas universitarias, la eliminación de bachilleratos, la no sustitución de profesorado y una gran suma y sigue que está convirtiendo nuestra educación pública en objeto de risas y burlas, a la par que en tema de innumerables protestas, huelgas y manifestaciones.
Si seguimos a este paso, acabaremos convirtiéndonos en un país de "miembros y miembras" de inteligencia atrofiada, y sino, tiempo al tiempo.

Y si hablamos de impuestos, ya es para echarse a llorar. Y no solo en lo concerniente a la subida de las tasas sino en lo que a la clasificación de los productos se refiere. Y es que, por ejemplo, el material escolar ha pasado de considerarse un bien de primera necesidad al que se le aplicaba un IVA del 4%, a ser un artículo de lujo gravado con el 21%. Algo parecido con lo que ha ocurrido con los servicios funerarios que también han pasado a considerarse un servicio de lujo. Cosa que no ha ocurrido con la prensa escrita y las revistas que mantienen su tipo al 4%. Y es que señores, vivimos en un país en el que morirse es considerado un "lujo" pero leer el Vogue ¿no?

Pero si después de leer todo lo anterior tenéis pensado volveros locos, ir quitandoos la idea de la cabeza porque eso ahora tampoco podemos permitírnoslo, ya que, hasta los medicamentos para tratar la esquizofrenia han sufrido el azote de la crisis.

El Lonseren inyectable de 100 miligramos costaba 4, 14 euros  y el nuevo medicamento que algunos pacientes han comenzado a inyectarse por prescripción facultativa cuesta en el mercado,  dependiendo de la dosificación, entre los 253,38 euros y los 519,97 euros la unidad.

Sra. Mato, en serio, ¿realmente sigue pensando que "ningún español ha sufrido recortes en servicios sanitarios"?

  En definitiva, somos un país único que destaca en victorias deportivas, en gastronomía, en folclore y en muchísimas más cosas dignas de reseñar, pero por desgracia también estamos a la cabeza en lo que a corrupción política se refiere, en cuanto a subidas de impuestos y bajada de calidad de vida. En recortes incoherentes, en falta de ayudas, subvenciones o prestaciones sociales.  Somos un país en el que el numero de políticos triplica a la cantidad de médicos. Un país en el que en lugar de sentenciar los crímenes ocurridos durante el franquismo, nos dedicamos a enjuiciar al juez que los destapa. Si hay algo que ha quedado claro es que "Spain is different" pero ¿por desgracia?