Me explico....

Y entonces, empiezo a pensar: "joder, ¿seré yo!" Y empiezo a plantearme si estaré tan rematadamente mal hecha que podría tatuarme "producto con tara" en la nuca. Pero es entonces cuanto tiro de las grandes dosis de autoestima y amor propio que acumulo en los más extraños rincones de mi cuerpo y pienso: ¿yo? ¡¡Los huevos!! No es culpa mía que mi más que normalito 1.72 sea considerado "demasiado" porque siguiendo esa estela, Nikole Kidman y su 1.80 debería ser considerada un orco horrible y digna merecedora de que sus pies fuera amputados a la altura de los tobillos.
Quizás todo sería menos complicado y menos "demasiado", si las marcas de ropa empezaran a darse cuenta de que por cada chica joven, de 1.65 cm, 50 kilos, pechos perfectos, talla 95, inmune a las leyes de la gravedad, y formas espectaculares más dignas de catalogo de lencería que de una vida cotidiana, somos 100 las chicas del montón que nos volvemos locas buscando algo que simplemente, y ya rebajando el listón, "no nos siente mal".


Y para ti, ese que piensa que mi opinión es tremendamente exagerada, te propongo un reto. Hoy mismo, en plenas rebajas, acude a una tienda de ropa, la que desees, elige tú, y dirígete a la sección de vaqueros, y si el numero de pantalones talla 32 o 34 no solo supera sino que triplica a los de cualquier otra talla me veré obligada a darte la razón.
Porque ese es un tema que ya me enerva hasta el extremo: ¡las tallas!. Decidme algo: ¿tanta gente pulula por el mundo llevando una talla 32 o la 34? Porque quizás es que yo no me he fijado demasiado o quizás es que están todos pegados contra un muro arrastrados por una corriente de aire y son incapaces de llegar hasta la tienda para comprar las miles de prendas que siempre quedan de sus tallas pero lo cierto es que os juro que me resulta del todo incomprensible el empeño que las firmas siguen teniendo en fabricar cantidades tan absurdas de esas tallas. Porque ya de hablar de unificarlas, ¡paso!. Me he resignado a tener que llevarme al probador tres tallas distintas del mismo pantalón, y descubrir cual llevo en ese momento porque aunque parezca mentira, he llegado a entrar en una tienda con un pantalón de la 42 y salir con uno de la 38 de la misma marca, y ¡oye! una adelgaza con facilidad, pero 15 kilos en 15 minutos no soy capaz de perder, creedme
Así que en conclusión, quizás no es que yo sea "demasiado" peculiar, sino las firmas y tiendas de ropa, "demasiado" estultas para darse cuenta de el tipo de personas normales que tenemos nuestras visas entonando un "preparados, listos, ya!
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