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viernes, 22 de noviembre de 2013

Una vida en tus manos...

En los 11 meses que llevo embarcada en ésta aventura de blog he tratado muchos temas. Algunos triviales, otros personales, o simplemente anecdóticos pero nunca había pensado utilizarlo como una plataforma informativa o intentar conseguir algo a través de este medio. Pero como descubriréis a continuación, a veces la vida se decide a sorprenderte y ya que tengo la gran oportunidad de dar a conocer un tema como este, he pensado: ¿y por qué no utilizarlo?

Supongo que nos pasa a todos. Vemos en la televisión casos de personas enfermas, de gente pidiendo ayuda, colaboración o simple comprensión y todos pensamos que algo así debe ser horroroso pero a la vez, he inconscientemente también, pensamos que algo así siempre les pasa a los demás y que nunca nunca podría ocurrirnos a nosotros....

Pero de repente,un día, sin previo aviso, la vida decide dar un giro inesperado y nos hace vivir una de esas situaciones que nunca hubiéramos imaginado que pudieran pasarnos a nosotros. Y de repente, nos encontramos incorporando a nuestro vocabulario cotidiano palabras que nunca habíamos pronunciado.

Y ese día llegó para mi y para mi entorno. Ese día en el que descubrimos un mundo totalmente desconocido para nosotros hasta ese momento. El día en que tuvimos que pronunciar por primera vez la palabra LEUCEMIA.

Y aquí me encuentro, sentada a los pies de la cama del hospital que mi hermano ocupa hará ahora dos meses. Dos meses en los que nos ha tocado familiarizarnos con este aterrador mundo. Con tratamientos tan agresivos como desconocidos. Subidos en una montaña rusa emocional que cada día nos depara una nueva sorpresa. Aunque supongo que la más significativa fue el día en el que tuvimos que pronunciar por primera vez la palabra: trasplante.

Después de semanas y semanas de tratamientos, subidas y bajadas, aislamientos por bajadas de defensas, dietas especiales, mejorías sorprendentes y empeoramientos repentinos llegó el día en el que nos comunicaron que empezaba el proceso de búsqueda de donante para el trasplante de médula que necesitamos para superar de una vez por todas esta odiosa enfermedad. Y es en ese momento en el que te pones a leer, a preguntar e investigar sobre un tema que hasta ahora teníamos estigmatizado.

Y es aquí donde este blog entra en escena. Supongo que es la manera que me ha parecido más oportuna para dar a conocer un tema que estoy convencida que es tan desconocido para todos: el de la donación de médula osea.

Hasta que yo misma me vi envuelta en este mundo me pasaba lo que seguramente os pasará a la gran mayoría de vosotros. Me imaginaba la donación de médula como un proceso super complicado, agresivo y peligroso en el que ponías en riesgo incluso tu vida. Me imaginaba la típica escena de quirófano, con una aguja super grande atravesando mi columna y por que no, seamos tremendistas, me imaginaba corriendo riesgo hasta de que pudiera afectar a la movilidad de las piernas o yo que sé. Y no, no son exageraciones mías, os lo puedo asegurar porque mucha de la gente con la que he hablado le pasaba exactamente lo mismo que a mi. Pues bien, ¿quereis saber cual es la realidad?

La realidad es que todo eso son estigmas estúpidos que sufre una proceso que puedo aseguraros que no es es ni remotamente como nos imaginamos. La realidad es que la donación de médula se realiza mediante un proceso tan sencillo como nada peligroso. Todo comienza con un simple pinchacito en el brazo. El mismo que nos realizan en cualquier análisis de sangre rutinario y que puede ser un poquito molesto, pero ni doloroso ni peligroso puedo jurároslo. Y eso es todo por ahora. Un simple tubito de sangre y un cuestionario rutinario sobre antecedentes nos convierte en donantes de médula. Sin más. Sin más riesgos ni complicadas pruebas. Un simple tubito y 15 minutos de nuestro precioso y poco aprovechado tiempo nos convierte en miembro de una lista que para muchos es la "lista de la esperanza".

Pero ¿que pasa si un día nos reclaman para la temida donación? Pues todo lo contrario a lo que supongo que tenéis en mente. Es todo mucho más sencillo de lo que imaginareis la mayoría de vosotros. Llegado el caso de que fuera necesaria nuestra médula para un trasplante nos llegaría una carta notificandonos la situación. Carta en la que nos instarían de forma totalmente voluntaria a acudir al hospital de nuestra propia ciudad para realizar una serie de pruebas de lo más inofensivas. Análisis de sangre, un electro y una simple placa de tórax completan un proceso que determinará si somos o no el donante adecuado para el trasplante.

Antiguamente este proceso era mucho más agresivo o complicado porque para la obtención de medula osea había que ir a su origen, pero como casi todo, esto también ha dado un paso de gigante en lo que a mejoras y facilidad se refiere y ahora la obtención de células madre se consigue mediante una simple extracción sanguínea. Y es aquí donde quizás aparezca la única piedra del camino que puede echar para atrás a los que seáis un poquito aprensivo con el tema de los pinchazos. Como las células no se encuentras tan facilmente en el flujo sanguíneo, cuatro o cinco días antes de la donación hay que ayudar a su proliferación inyectando, mediante unos simples pinchacitos, unos estimuladores de crecimiento celulares. Y pasados esos días se llevará a cabo la donación. No conectarán a una maquina, muy similar a la de una donación de sangre convencional, en la que nuestra sangre pasará por una especie de "centrifugadora" que separará las células madre requeridas y seguidamente volverá a transferirnos nuestra sangre sin más complicación y sin absolutamente ninguna molestia más que el tema del tiempo que pueda ocuparnos, ya que todo este proceso puede durar 4 o 5 horas. Pero ya está. Eso es todo. Sin más quirófanos, sin agujas horribles atravesando nuestra columna y sobre todo, sin esa temible imagen que muchos tienen de vernos postrados para siempre en una silla de ruedas.

Yo misma, esta misma mañana me he realizado las pruebas. Cómo ya os he dicho un simple cuestionario y un pequeño pinchazo han servido para convertirme en miembro de una lista mundial que "donantes de vida". En menos de lo que me hubiera costado tomarme un simple café en cualquier cafetería he realizado un proceso que seguro que todos imaginabais más complicado. Y quiero insistir en lo inofensivo del asunto.
Tanto, que hasta yo misma, embarazada de apenas tres meses he podido realizarlo.

Y esto es todo. Seguramente los que os encontréis embarcados en este mundo o los entendidos de este tema se darán cuenta de que lo he simplificado hasta el extremos o que he obviado varias partes del proceso pero creo, que en esencia he sido lo más clara posible. Tampoco quiero liarme enumerando los posibles (aunque realmente poco frecuentes) efectos secundarios o los miles de porcentajes que podría exponerse tratando un tema como éste porque es algo de lo que os informarán a cada uno de vosotros si finalmente tomáis la decisión de uniros a esta lucha contra esta cada vez más (por desgracia) habitual enfermedad.

Siento si todo este rollo os ha resultado de lo más tedioso o aburrido o si simplemente esperabais otra cosa pero como ya os he dicho al inicio, me ha parecido la mejor manera de dar a conocer un tema como este y sobre todo, de intentar, con la ayuda de todos, ampliar esa lista de esperanzas para todos los enfermos que sufren esta enfermedad, porque aunque no seáis conscientes, todos tenéis una vida en vuestras manos...


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