Hoy he tenido una interesante conversación.....Una de esas típicas conversaciones en las que que estoy segura de que la otra persona se ha ido con la misma impresión que yo: la de que tengo razón, y ella no tiene ni idea... Y es que es lo que tiene la vida: diferentes gustos, diferentes opiniones y sobre todo, diferentes formas de verla.
No se como ni de que manera hemos empezado a hablar de rollos tipo intercambio de pareja, parejas "abiertas" y cosas así. Pues bien, la opinión de mi partener la obvia, la habitual, utilizando adjetivos del tipo; degenerados, obsesos, trastornados.... La mía, como no, al contrario de la mayoría... Porque yo soy de las que piensa que en materia sexual todo lo que sea consentido y con aceptación e iniciativa mutua, pues bienvenido.
Vivimos en una sociedad rodeados de parejas "típicas" con escaso o nulo contacto sexual. Que mantienen su condición de pareja por motivos como los hijos, la costumbre, la rutina o incluso la situación económica. Parejas que mantienen un mínimo contacto, que han perdido cualquier tipo de afición común e incluso en las que el respeto ha dejado de ser una premisa pero eso es algo que, no se muy bien porque, la sociedad acepta como algo tan normal, incluso habitual y comprensible. Pero si hablamos de parejas liberales que introducen "juegos" en sus relaciones o un tercero en discordia, personas que acuden a locales de intercambio, fetichistas, o con unos gustos que difieren de lo convencional, entramos en el terreno de lo considerado reprobable.
Me sigue impresionando que en los tiempos que corren, en la era de la información, en una sociedad que presume de abierta, liberal y adaptada a los cambios, siga considerándose un tema tabú el hecho de hablar de determinados temas. ¿Y reconocerlos? Bueno bueno, eso es algo ya imposible.... Porque que un hombre reconozca su afición masturbatoria es incluso normal pero ¿una mujer?. Ninguna mujer reconocerá abiertamente su gusto hacia el autocomplacimiento aunque solo sea por el miedo a ser tachada de depravada, o algo peor.
Y esto, en un mundo tan amplio como desconocido como es el terreno sexual, es algo que como mínimo, desconcierta.
Y es que si este asunto se redujera a un simple, tu encima o debajo, pues podría entender que cualquiera cosa que se saliera de ese concepto podría resultar extraña, pero hablamos de un mundo en el que cohabitan conceptos como: heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad. Petting, penetración, masturbación, sado, fetiche, cruising, dogging, bondage.... En el que pueden introducirse juegos, sabores, olores,.... En el que existen cambios de roles, sumisión y dominación. Un amplio mundo para descubrir solo o en compañía. Un mundo que mueve de forma legal (y por desgracia ilegal) la mayor cantidad de dinero de todas las industrias existentes. El sexo es algo utilizado como reclamo publicitario o incluso como conversación recurrente. Es tema de inspiración literaria desde el principio de los tiempos. Musa de cineastas y escritores. Y seamos francos, es algo que TODOS practicamos en nuestras vidas por el simple hecho de la perpetuación de la especie. Y es por todo esto, por la amplia variedad existente, por la que me sigue llamando la atención que haya gente que se escandalice o siga considerando como algo extraño y lo que es peor, criticable, cualquier cosa que exceda a los límites de su costumbre.
Me declaro firme detractora de la pederastia o la pedofília, la necrofilia, la zoofilia, o cualquier parafilia que dañe o vulnere la integridad y la dignidad de cualquier persona o animal, pero exceptuando este tipo de actos, soy de las que piensa que en su cama, cada uno puede hacer lo que le de la gana, con quien le de la gana y de la manera que prefiera, de forma libre, voluntaria, respetable y sobre todo personal sin que por ello sea digno de critica.
Y es que en el sexo, como las pizzas, cada uno añade los ingredientes que le venga en gana...
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